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LA VOCACIÓN DE SER MAESTRO

Día a día convivo con maestros que con sus comentarios reafirman la crisis educativa que prevalece en el país y en muchas ocasiones, la gente me ha cuestionado, “por qué decidiste ser maestra, si es una profesión

donde no hay futuro, trabajas más de lo que ganas y te llevas muchos sinsabores”.

Más de una vez lo he pensado. Esto me remonta a mi tiempo en la primaria, donde a través del ejemplo la semilla de la vacación fue sembrada en mí, aún sin saberlo. Aún recuerdo a la prof.a. Laura Trejo Pérez en 1° grado, mujer con una personalidad imponente; la prof.a Blanca Covarrubias, persona alegre y bien preparada y, al cerrar los ojos, todavía puedo escuchar el tono de voz de la prof.a Silvia Tobías cuando nos decía: “chaparros”.

En la secundaria, como no mencionar al maestro: Jorge Siller “El Richo” quien hizo que las clases de matemáticas fueran divertidas, ansiábamos que llegara su hora clase. Delia Saucedo, María Teresa, Norma Treviño, por solo mencionar a algunos de los docentes que dejaron huella en mí.

Qué decir de todos aquellos maestros que durante la educación media superior y superior, entregaron momentos buenos y malos, hicieron que me diera cuenta de las habilidades que tenía y me retaron a ser mejor, a superarlos, me mostraron lo que es ser docente.

Sin dudarlo, podría decir como la canción de Franco De Vita: “si me dieran a elegir una vez más, te elegiría sin pensarlo, es que no hay nada que pensar…”, amo mi profesión; me encanta la adrenalina que siento cuando entro a un grupo al inicio del ciclo escolar o cuando voy a capacitar docentes, me gusta los retos que los estudiantes me ponen. Yo decidí ser maestra y a pesar de todo lo malo que pasa a mí alrededor, mis estudiantes hacen que todo valga la pena.

¿Por qué evoco esto?, porque quiero que tú maestro que está leyendo esto, pienses en los cientos de niños, adolescentes y jóvenes que pasan por tus clases tienen en ti a un héroe, un ejemplo a seguir, alguien a quien admirar. Sin ser consciente, estas sembrando en ellos la semilla.

Considera que eso vale más que tu cheque quincenal y no habrá nada que pague tu trabajo extraescolar, más que la satisfacción de haber contribuido a la formación de hombres y mujeres de bien. Hoy más que nunca, tú función en la sociedad es fundamental, formas al capital humano que en un futuro tomará decisiones sobre su vida y la de los otros.

Recuerda que estas en un aula porque tienes vocación para hacerlo, porque al igual que en mí, alguien sembró la semilla. Por favor, continúa con tu gran labor, no dejes que aquellos aspectos negativos del Sistema Educativo influyan en tu calidad de enseñanza. ¡Recuerda que tú haces la diferencia, tú eres el sembrador! Gracias por ser maestro.

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